Sahara
El desierto del Sahara o también conocido cómo Sáhara (formas igualmente válidas, pero con distinta acentuación),1 (en árabe: الصحراء الكبرى) es el desierto cálido más grande del mundo, con unos 9.065.000 km² de superficie.[cita requerida] Está localizado en el norte de África, separándola en dos zonas: el África mediterránea al norte y el África subsahariana al sur. Limita por el este con el mar Rojo, y por el oeste con el océano Atlántico; en el norte con las montañas Atlas y el mar Mediterráneo. Tiene más de 2,5 millones de años. Su nombre deriva del árabe ṣaḥrāʾ صحراء (desierto). Se extiende por el territorio de los siguientes países: Argelia, Túnez, Marruecos, Sahara Occidental, Mauritania, Malí, Níger, Libia, Chad, Egipto y Sudán, aunque se sabe que el Sahara se expande y contrae a ciclos regulares, de tal forma que sus fronteras con los distintos territorios son poco constantes. Este desierto comparte frontera con casi todos los países del norte de África, donde predomina la cultura árabe. Las dunas comienzan muy cerca del Alto Atlas y se extienden hasta zonas tropicales más al sur. En las faldas del Atlas Marroquí (Alto Atlas), sólo hay vegetación unos metros más allá del curso de los pobres ríos. Sin embargo, ésta tiene un verdor intenso que contrasta con la arena circundante. Abundan las palmeras de dátiles. En ocasiones los oasis están canalizados, para garantizar el riego en las zonas de siembra. Muchas veces el agua no proviene de ríos, sino de acuíferos subterráneos a los que se accede mediante un pozo.
Se sabe que su composición es de grava, arena y dunas. Al contrario de lo que se cree, tres cuartas partes de este desierto son de grava, siendo la restante cuarta parte de arena y dunas.
Recorrer este árido entorno fue una experiencia muy gratificante a la par que emotiva debido principalmente a las gentes que encontré en lugares tan inhóspitos que parecía imposible que alguien pudiera habitar en esas condiciones. Atravesar gargantas de antiguos ríos, navegar entre dunas o ir a toda velocidad por las inmensas extensiones de desierto fue increíble, hasta nos envolvió una de las tormentas de arena más fuetes de los últimos años. Todo ello gracias al equipo de Sin Límites 4×4 con Toni y Quique como pilotos aguantando miles de clics del obturador de mi cámara. Menudos fenómenos!!!